martes, 11 de septiembre de 2012



La Alfabetización al nivel de base: Entrevista con Jessica Hjarrand


Promover la alfabetización en los países con mayores tasas de analfabetismo es una de las vocaciones de la UNESCO. La especialista de la UNESCO Jessica Hjarrand trabaja en la implementación de programas que ayudan a niños y adultos a disfrutar del derecho humano fundamental a la enseñanza. 

En esta entrevista expone los desafíos que ello supone . Estadounidense de 36 años, trabajó para la UNESCO en Afganistán e Iraq. Instalada actualmente en Sudán del Sur, el país con menor tasa de alfabetización de todo el mundo, explica el porqué los preocupantes datos de alfabetización que imperan en las zonas post-conflicto.

¿Qué fue lo que más le impresionó en materia de alfabetización en Afganistán, Irak y Sudán del Sur, respectivamente? 


Los tres países me causaron hondas impresiones. En Afganistán, recuerdo que me senté en el suelo de una mezquita, mientras los alumnos realizaban sus exámenes. Algunos de esos estudiantes tenían hasta 80 años de edad y recibían instrucción de un maestro que todavía no había terminado la enseñanza secundaria. Este joven maestro alfabetizaba por la mañana y por la tarde asistía a la escuela. ¡Y los alumnos lo encomiaban como uno de los mejores docentes que habían tenido!

En Irak, era impresionante el orgullo que la gente sentía porque antiguamente el país había tenido el mejor sistema educativo de Oriente Medio, comprendida la instrucción que se impartía a las mujeres. En el decenio de 1980, la UNESCO declaró a Irak país libre de analfabetismo. En la actualidad, tras el exilio de tantos intelectuales y la permanente inseguridad que prevalece, Irak padece uno de los índices de analfabetismo más altos de la región. Pero en el país persiste un arraigado recuerdo de “los días gloriosos” y las personas que conocí estaban decididas a restaurarlos. En palabras de un estudiante de secundaria del Kurdistán: “Nuestra la cultura fue la que enseñó al resto del mundo a leer y escribir”.
En Sudán del Sur, la pasión que demuestran los funcionarios ministeriales encargados de la alfabetización es fuente de sólida inspiración. Hay muchísima capacidad y motivación, el problema radica en la financiación y otros factores que escapan a su control.  
Durante la primera semana que estuve allí visité un centro  de formación profesional para mujeres que habían servido en las fuerzas contendientes y que estaba bajo la administración de la Organización Internacional para las Migraciones. Este centro forma parte del primer Programa de Desarme, Desmovilización y Reintegración (DDR). Un grupo de mujeres aprendía a cocinar, con miras a abrir quiscos de restauración. Nos prepararon una comida deliciosa, comimos y luego nos pusimos en fila y cantamos y bailamos, algunas de ellas con los bebés atados a la espalda. Cuando le pedí a mi colega que me tradujera las letras de la canción, me dijo: “Dicen antes solían combatir con fusiles, pero que ahora lo hacen con lápiz y papel”.
¿Qué ha logrado la UNESCO en materia de alfabetización?
La alfabetización cambia la vida de la gente. Es difícil mostrar una correlación directa –las estadísticas sobre lo que la alfabetización ha logrado- pero sabemos que la contribución es importante. Podría decir que capacitamos a 40 formadores en materia de lucha contra el VIH y el SIDA mediante la alfabetización, cada uno de los cuales, a su vez, proporciona formación a entre 10 y 20 instructores, que luego imparten enseñanzas a cientos de alumnos. O que a lo largo y ancho de Afganistán pusimos en marcha programas de alfabetización con el propósito de llegar a más de 100.000 hombres y mujeres. O que el componente de alfabetización del Programa DDR llegará a 150.000 ex combatientes. Esta es una manera de exponer nuestros logros.
Por mi parte, como me gusta hallar y compartir “el relato que se oculta detrás de las estadísticas”, creo que la mejor manera de explicar lo que hemos logrado consiste en contar las historias específicas.
¿Cuál es el logro que le ha producido mayor orgullo?
Con el personal de la UNESCO en Irak, elaboramos una carpeta didáctica sobre la enseñanza relativa al VIH y el SIDA en los programas de alfabetización. Al principio me sentía escéptica. ¿Hablar de sexo y educación sexual en Irak? Pero en el último taller que realizamos con funcionarios gubernamentales, alfabetizadores y personal de las ONG, los participantes reiteraron con creces su gratitud por la experiencia, aunque nos aseguraron que al principio ellos también estaban escépticos al respecto. Algunos de los asistentes recorrieron todo el país para asistir al taller –venían del Kurdistán, el Sur o Bagdad- y tuvieron que atravesar zonas donde la seguridad era muy precaria. El éxito del proyecto radicó en la sensación de camaradería, la vulnerabilidad compartida que se originaba al abordar un tema tan controvertido y aprender a aceptar los desacuerdos. Dijeron sentirse como miembros de la misma familia, pidieron más fondos para seguir trabajando e incluso crearon una página de Facebook para mantenerse en contacto.
Irak estaba y está al borde de nuevos conflictos civiles. Había mucha desconfianza entre el gobierno y la sociedad civil. Pero fuimos capaces de facilitar este tipo de experiencias y, a fin de cuentas, hacerla realidad.
El otro logro del que me enorgullezco es haber publicado los libros de narraciones que elaboramos para el Día Internacional de la Alfabetización, que contienen relatos sencillos, escritos por personas recién alfabetizadas mediante diversos programas tanto gubernamentales como gestionados por la sociedad civil: un libro para Irak y otro para Afganistán. Ahora estamos preparando otro para Sudán del Sur. Estos libros permiten que los estudiantes cuenten sus historias y que sus voces sean escuchadas. Una cosa es que nosotros los defendamos y otra, muy distinta, es que ellos lo hagan por sí mismos. Eso se llama empoderamiento.


¿En su opinión, qué estrategia funciona mejor en las entrevistas personales?

Buscar los puntos en común y tratar de establecer relaciones en torno a ellos, y también buscar las historias personales. En esos relatos, aparecen personas sólidas, que tienen esperanza en el futuro. En cierto sentido quizá sean víctimas, pero no son débiles. A las mujeres de Afganistán, Irak y Sudán del Sur se les ha atribuido la condición de víctimas y, en múltiples aspectos, lo son. Pero no debe definírseles como víctimas. Existe una diferencia considerable entre la empatía y la piedad. La alfabetización proporciona a los hombres y las mujeres un instrumento importante para intercambiar opiniones, ideas y deseos con una audiencia más numerosa. Mediante esos testimonios, los alumnos ponen de relieve su fuerza y sus aspiraciones futuras, que es lo que queremos apoyar con nuestra labor previa.


También ha quedado demostrado que el enfoque participativo funciona mejor. Nuestros asociados valoran el hecho de que nosotros creamos espacios para congregar a la gente, emprendemos esfuerzos transversales que propician la formación de nuevas alianzas y les permitimos participar en todas las fases del proceso. Cuando lo hacemos así, logramos mejores resultados. Quizá el nombre de la UNESCO no figure estampado en mochilas y camisetas, pero dejamos una huella invisible en todos los aspectos de la enseñanza en los países donde trabajamos.



“En Afganistán expedimos manuales de alfabetización a lomo de burro”.

¿Cómo procede la UNESCO en situaciones posteriores a conflictos?

¿Cómo trabaja la gente para la UNESCO en esos contextos?

Depende del país. En Afganistán, en 2009, la UNESCO realizó un estudio piloto con miras a la aplicación directa del Programa de Fomento de la Alfabetización en Afganistán (ELA), conjuntamente con el gobierno y varias ONG en algunos componentes, tales como la formación profesional. En Irak, la UNESCO apoya a dos Ministerios de Educación en la planificación, la reforma de los planes de estudio y la elaboración de material didáctico, así como en la movilización y el aumento de capacidades de las organizaciones de la sociedad civil que ejecutan buena parte de los programas de alfabetización.  
En Sudán del Sur, la UNESCO trabaja directamente con el gobierno y la sociedad civil, incluso en la creación de mecanismos que garanticen una coordinación óptima, y también colabora directamente con la Comisión DDR para aplicar un programa integrado de alfabetización para ex combatientes, que constituyen el mayor grupo de analfabetos. Este es un programa emblemático para la UNESCO.
Los programas de la UNESCO suelen comportar una gestión a distancia, lo que plantea dificultades especiales. Las operaciones que se administran a distancia requieren un alto grado de compenetración y confianza. Los asociados se convierten en “nuestros ojos y oídos”, ya que no podemos estar en todas partes, debido a las condiciones de seguridad o al mal tiempo. Los buenos resultados dependen de la capacidad de los asociados para impartir un programa de alfabetización de calidad y de nuestra capacidad para darle seguimiento y evaluarlo. En un contexto de este tipo, tu creatividad se pone a prueba cada día, porque la infraestructura habitual no existe. Por ejemplo, en Afganistán expedimos manuales de alfabetización a lomo de burro hacia las provincias más remotas. En las sesiones de capacitación les enseñamos a los alfabetizadores cómo aprovechar los materiales disponibles, porque a menudo carecen de los suministros más básicos. Es preciso aprender (y enseñar a los demás) la manera de superar esos problemas mediante la creatividad y la innovación. En muchos aspectos, este es un problema de la enseñanza en todo el mundo. Cuando yo iba a la escuela primaria, fabricábamos libros que eran escritos e ilustrados a mano por los propios alumnos, y los encuadernábamos con trocitos de madera. Los estudiantes adorábamos esos libros y es una técnica que he tratado de transmitir a otros educadores.


De modo que la respuesta a la pregunta de cómo trabajamos en situaciones posteriores a conflictos es: con creatividad, innovación, paciencia, persistencia….¡y mucha cooperación!



El trabajo en situaciones posteriores a conflictos puede resultar difícil. ¿Es que el hecho de ser mujer constituye un reto adicional?



Algunas de nosotras comentamos en broma que ser mujer en situaciones posteriores a conflictos es como pertenecer a un “tercer género”: tienes aspecto de mujer, pero actúas como un hombre. “Actuar como un hombre” significa que puedes moverte con libertad y mantener cierto control sobre tu propia vida. Como soy relativamente joven, me parece que tengo que trabajar muchísimo para probar que también tengo algo que aportar. En general, dispongo de una libertad ilimitada, lo que no es el caso de la inmensa mayoría de las personas con las que he trabajado.



Trato de verlo desde la perspectiva de los demás. ¿Cómo me sentiría si una joven iraquí viniera a decirme cómo debo arreglar el sistema educativo de mi país? ¿La escucharía sin sentir escepticismo? Por lo general no me ha atemorizado tener que trabajar en los sitios donde lo he hecho, pero he visto que otras personas han sentido la curiosidad de saber por qué me había decidido por esa opción.



¿Puede citar ejemplos específicos de construcción de la paz mediante la alfabetización en situaciones posteriores a conflictos?

El grupo encargado del VIH y el SIDA en Irak es un nítido ejemplo de ello.
En Sudán del Sur estamos trabajando para crear vínculos entre la alfabetización y otros sectores, tales como la salud, la agricultura y el empleo. Tratamos de explicar que en un país donde la tasa de analfabetismo es del 27%, el cambio no se producirá mientras se considere que el analfabetismo es un problema exclusivo del Ministerio de Educación. Es preciso que todo el mundo lo considere su problema.


Estamos cabildeando con el Ministerio de Educación e Instrucción General a fin de establecer un comité interministerial que prepare una política de alfabetización para Sudán del Sur, en la que se reconozca que todos los sectores y sus ministerios respectivos deben unirse para abordar el desafío de la alfabetización. El Director General del Sistema de Educación Alternativa ya advirtió que “un medicamento en manos de un analfabeto puede transformarse en veneno si la persona es incapaz de leer las instrucciones”. Este funcionario tiene razón y nuestra tarea consiste en ayudarlo a difundir este mensaje.  

Los dirigentes de un país sientan pautas de muchas maneras y cuando afirman que el analfabetismo es un problema en el que debemos centrarnos, el país entero les presta atención. Sudán del Sur es la nación más joven del mundo y durante varios decenios ha padecido un conflicto brutal, con luchas entre grupos étnicos que todavía prosiguen en algunas comarcas. Uno de los funcionarios con los que trabajamos dijo que en cada una de las lenguas habladas en Sudán del Sur la palabra “paz” se traduce como “no guerra”. De manera que todos estuvimos de acuerdo en que uno de los lemas de la Conferencia Nacional de Alfabetización de este año será: “En Sudán del Sur ya no tenemos guerras. ¿Pero tenemos paz?” Los ciudadanos de este país están empezando a concebir la paz como la ausencia de las condiciones susceptibles de generar un conflicto y esta idea tiene un vínculo directo con el desarrollo del país. La construcción de la paz, si ésta ha de ser duradera, requiere mucho tiempo.
En Sudán del Sur la UNESCO también participa en la ejecución del Programa DDR para los ex combatientes. Estamos elaborando un programa de amplio espectro que abarcará la alfabetización, las competencias para la vida activa y la formación profesional, destinado a los antiguos soldados, con la esperanza de que, tras haber luchado por la independencia, emprendan un nuevo combate: el de construir la nación por la que tanto han padecido. Esperamos que este programa contribuya a forjar una paz duradera.
El 8 de septiembre se conmemora el Día Internacional de la Alfabetización. ¿Qué mensaje desearía que la gente recibiera en esta efeméride?
La alfabetización es la médula del derecho humano a la educación.
Cuando se suscita la motivación necesaria para aprender a leer y escribir, se crean personas que invierten en sí mismas. Cuando se invierte en uno mismo se está enviando el mensaje de que uno merece también la inversión de otras personas. La acción dinámica en favor de uno mismo, para cambiar una situación que uno no quiere mantener en su vida, es el fundamento de la democracia. De todos los bienes que una nación puede dar a su pueblo, algo que nunca podrán arrebatarle es la alfabetización y la educación. Como afirmó una mujer acerca de las analfabetas que trabajaban en su pequeña empresa: “Cuando las mujeres de Sudán del Sur aprenden algo, lo colocan en su mente. Y una vez que está ahí, lo llevan consigo a todas partes”.

Fuente: www.unesco.org

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