miércoles, 14 de noviembre de 2012

El Boom Latinoamericano


Un virus planetario

El autor del artículo subraya la indiscutible influencia literaria de los grandes autores latinoamericanos de la generación del ‘boom’.

También su capacidad para despertar con igual eficacia las más feroces críticas y las loas más rendidas

 Nueva York 

  • Portada de 'Cien años de soledad', diseñada por Vicente Rojo / EL PAÍS
    1. Boom Bang. Hoy, cuando lo políticamente correcto es torpedear cualquier mito, se insiste en que elboom fue una pura invención editorial. Un fenómeno de mercado. Una eficaz estrategia de marketing. Un golpe de estado y una toma del poder cultural. O, en otro sentido, se busca arrinconar a sus miembros oficiales —Fuentes, Vargas Llosa, García Márquez, Cortázar y acaso también Donoso y Onetti— para desempolvar las sombras de otros grandes ocultas detrás de ellos: Ribeyro, Di Benedetto, Ibargüengoitia, Puig, Elizondo, Saer, Castellanos, Pitol, Arredondo, tratando de desplazar sus escrituras “marginales” hacia el centro. Nombrar es reunir (y también excluir), y el término boom, tan abierto o cerrado como se quiera, no cesa de despertar suspicacias. Como fuere, adentro o al margen de la etiqueta, durante la época de su predominio y expansión —1962, el año de La ciudad y los perros, a 1982, cuando se le concede el Nobel a García Márquez— hubo en América Latina una concentración de talento literario sólo equivalente (asumo la desmesura) al Siglo de Oro, el periodo isabelino, el Siglo de las Luces, la Rusia decimonónica o la Viena fin-de-siècle. Con su improbable acumulación de obras maestras. Uno podrá cuestionar la hubris política o estética de sus miembros, pero sus libros permanecen como piezas ineludibles de una tradición que sin ellos no existiría como tal. Nadie cuestiona la genialidad de sus predecesores —el espectro que va de Borges a Rulfo—, o de sus contemporáneos —algunos de ellos ya nombrados—, pero la energía desatada por el boom, o más bien por los booms que convivieron en el boom,aún se expande por todo el planeta.

    2. El factor RM. Poco importa si sus antecedentes se encuentran en el Romanticismo alemán o en Carpentier, en la fantasía borgiana o en Asturias, en los cuentos infantiles o en Rulfo: el realismo mágico a la García Márquez es la invención más contagiosa surgida de nuestras tierras. A fuerza de verlo repetido hasta la extenuación, casi nos sorprende que un procedimiento tan elemental pueda haber infectado tantas mentes. Pero esa es justo la naturaleza de las ideas geniales: adaptarse mejor que sus competidoras a los distintos medios. Así, Cien años de soledad no sólo es un portento de imaginación, sino la pieza literaria más influyente escrita en español desde el Quijote (asumo, otra vez, la desmesura). García Márquez no podía saber que su deslumbrante retrato de familias iba a convertirse en una herramienta —un arma de destrucción masiva— para uso extensivo de los novelistas provenientes de otras naciones periféricas. La intrusión de la magia en la vida cotidiana, frente a la calculada indiferencia de sus testigos, se convirtió de pronto en la mejor fórmula para expresar las contradicciones del mundo no-occidental en una época en que este se caracterizaba por su miseria y su brutalidad política. Igual en África o en la India, o China o en Turquía, el realismo mágico permitía huir del realismo imperialista —seña de identidad europea y estadounidense— para dibujar escenarios contradictorios en los que la herencia tradicional, con su caudal de mitos y leyendas, podía entretejerse con la difícil modernización que sufrían, a pasos forzados, estas sociedades. De Salman Rushdie a Mo Yan, de Soyinka a Murakami, de Roy a Achebe —sobran los ejemplos— el procedimiento garciamarquiano devenía una inspiración original. Los latinoamericanos podemos argüir que la reiteración del recurso terminó por hostigar nuestros paladares o que su fuerza acabó diluida en sus epígonos, pero de nada sirve negar su virulencia: hoy, el realismo mágico continúa siendo una pandemia.
    3. Baby-Boom. Resulta tan fácil decir que las últimas obras de los autores del boom no valen nada. O descalificarlos por su compromiso político, o por sus virajes ideológicos, o por su apoyo a figuras impresentables. Renegar del modelo de intelectual público que encarnaron o impusieron. Burlarse de su compostura, o de su falta de compostura, de su elegancia o su falta de elegancia, de su brillo al hablar o sus tartamudeos. Lo único que no puede hacerse, en América Latina, es olvidarlos. Quien más rápido llegó a esta conclusión, y mejor supo encararla, fue Roberto Bolaño: detestaba al boom con la misma pasión con que lo veneraba. Y sus libros son la mejor prueba de que esta suma de emociones, de la ira recalcitrante a la admiración desbocada, es el único antídoto contra estos monstruos. Sólo desestimarlos te reduce a la amargura. Sólo admirarlos te convierte en su sirviente. A todos ellos, a los oficiales y a los marginales, los incómodos protagonistas de nuestra Edad de Oro, no queda sino odiarlos amorosamente o amarlos rabiosamente. Sin medias tintas.
    Jorge Volpi,escritor mexicano, es autor de la novela La tejedora de sombras y del ensayo Leer la mente. El cerebro y el arte de la ficción. Twitter: @jvolpi
    Fuente: El País de España

    viernes, 2 de noviembre de 2012

    Cortazar renovó París con Rayuela



    Foto: Archivo
    París, 2 nov (EFE).- “Rayuela”, la obra más emblemática del argentino Julio Cortázar, que desarrolla parte de la historia en París, le granjeó el respeto de los literatos franceses y renovó la magia de esta ciudad, al hacerla converger con el realismo mágico latinoamericano.
    “Puede que ‘Rayuela’ no fuera un éxito de ventas, pero Cortázar gozó a partir de entonces de un inmenso prestigio en el mundo literario francés”, explicó a Efe el responsable de la sección latinoamericana de la casa de edición Gallimard, Gustavo Guerrero.
    A cincuenta años del fenómeno editorial que cambió para siempre la percepción de la literatura latinoamericana en el mundo, Guerrero, él mismo escritor, quiso recalcar la“especial y antigua” relación de Francia con las letras de Latinoamérica, que data de “mucho antes del ‘boom’”.
    En los años veinte el mexicano Alfonso Reyes, considerado como “eterno candidato al Nobel”, se convertiría en el primer autor de la región traducido al francés, y en los años cincuenta, Gallimard creó “La Cruz del Sur”, primera colección dedicada en exclusiva a la literatura latinoamericana, no sólo en Francia, sino a nivel mundial.
    En ese entonces, las tiradas no excedían las 500 copias, pero a partir del llamado “boom” en los años sesenta y setenta esa cifra se sextuplicó, “no por un complot editorial, sino por una explosión del interés entre el público debido a la innegable calidad literaria de estos autores”, aclaró Guerrero.
    Tanto los precursores Juan Rulfo y Jorge Luis Borges como los grandes representantes de la corriente -Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa, el propio Cortázar y, posteriormente, Carlos Fuentes- se tradujeron al francés al igual que a otros muchos idiomas, con la diferencia de que en Francia “sí se había oído hablar antes de ellos, no eran unos completos desconocidos”.


    Pero además, la relación de estos literatos con París fue mucho más estrecha que con ninguna otra ciudad europea, debido a que la capital francesa “ha sido desde siempre la meca literaria de los escritores latinos,por el capital simbólico de reconocimiento” que suponía volver a su patria habiendo triunfado allí, opinó Guerrero.
    En efecto, ya fuera por circunstancias personales, por motivos profesionales o por una mezcla de ambos, la generación del “boom” se encontró íntimamente ligada a esta ciudad en un momento u otro de su vida, e incluso después de su muerte.
    Cortázar, que en 1951 aterrizó en París para trabajar como traductor en la Unesco, se quedó, fue naturalizado por el presidente François Mitterrand en 1981 y acabó reposando en el cementerio de Montparnasse, pese a haber afirmado con frecuencia que vivir en Francia le había hecho descubrir hasta qué punto se sentía latinoamericano.
    Carlos Fuentes, fallecido este año, también eligió París como ciudad de reposo final y su tumba se encuentra en el mismo cementerio que la del argentino.
    Por ello, la ciudad de la luz aparece retratada en las obras de casi todos estos escritores, más allá de Cortázar y su “Rayuela”. Vargas Llosa, por ejemplo, terminó de escribir allí su primera novela, “La ciudad y los perros”, y a ella ha vuelto con otras más recientes como “Travesuras de la niña mala”, mientras que García Márquez la conoció varios años en tanto que corresponsal.
    El Instituto Cervantes de París ha creado itinerarios en internet para mostrar la vida de todos ellos, amén de otras personalidades, en una de las capitales del mundo que ha acogido a un mayor número de creadores de España y de América Latina en la historia reciente.
    La unión intrínseca entre hombres de letras latinoamericanos y París, la impronta que esta ciudad ha dejado en su obra no nació con el “boom”, pero sí fue potenciada por el fenómeno.
    Y ellos, con su mirada de otro hemisferio, privilegian una imagen de la capital francesa distinta de la de los grandes literatos franceses, al conjugar en su visión de París magia, metafísica, crítica social y fantasía.
    Fuente: EFE

    martes, 23 de octubre de 2012

    Los libros por encima de todo


    Guadalajara, la biblioteca que resiste

    Frente a la creciente pobreza de recursos, los socios contribuyen a mantener en pie la principal institución cultural de la ciudad con un sinfín de iniciativas


    Patio central de la biblioteca pública de Guadalajara. De pie, Josean Pérez, Blanca Calvo (directora), Aurora López y Pilar Martínez. Sentados, Emma Jaraba, Mercedes Garulo y Antonio Durán. / ÁLVARO GARCÍA

    Si usted no cree en ningún dios, tal vez pueda creer en la biblioteca pública de Guadalajara. Casi el 40% de la población de allí lo hace. En este país de mediocres índices de lectura la estadística (31.650 usuarios, 84.453 habitantes) surge como un bofetón para descreídos. Los más acuden a buscar lectura, pero el edificio es un cosmos donde ocurren miles de cosas: alguien toca Satieal piano en el patio central, un club de lectura disecciona a Jonathan Franzen, alumnos rezagados hacen deberes supervisados por voluntarios, medio centenar de familias pasan una noche al año pertrechados con sacos mientras escuchan cuentos de boca del mismísimo Peter Pan.
    Si ahora, por alguna razón, usted tampoco cree en el Gobierno, tal vez puede aferrarse más que nunca a la biblioteca pública de Guadalajara. Tras ser vapuleada por recortes presupuestarios sucesivos e inclementes, son sus usuarios quienes están cubriendo con dinero, tiempo y energía los rotos causados por la falta de euros. Un milagro de solidaridad, una sobredosis de buen rollo, una lección para encarar días innobles, una evidencia de que la cultura no es un capricho. También una encrucijada para la directora de esta biblioteca estatal, Blanca Calvo. “Es emocionante comprobar que nada más enviar un correo pidiendo voluntarios nos contesten inmediatamente un montón de usuarios, pero también es un dilema moral y profesional porque son ellos los que están cubriendo necesidades que debería atender el Estado”, lamenta.
    Los lectores han pagado suscripciones a 62 publicaciones (antes de la crisis se recibían más de 200) y han comprado decenas de novedades editoriales para cubrir el socavón presupuestario. En 2007, último año feliz, disponían de 150.000 euros para adquirir material. Este año no han alcanzado ni un tercio de aquello (46.000 euros) y para 2013 no se prevé nada. La trituradora del déficit es ahora la polilla de los libros. Y es el altruismo el único mecenas de las actividades culturales, que en el pasado disponían de 20.000 euros de fondos públicos.
    “Dejamos de contratar a narradores profesionales y aunque logramos que hubiera voluntarios, no es lo mismo. Está bien si esto es solo puntual, pero nosotros pagamos nuestros impuestos para tener estas actividades”, protesta Concha Carlavilla García, que coordinó durante seis años esas iniciativas singulares hasta que, en agosto, fue despedida por la Fundación de Cultura y Deporte de Castilla-La Mancha de la que dependía. Concha Carlavilla encarna el espíritu de esta biblioteca como nadie: renunció a su plaza fija de bibliotecaria en un pueblo para trabajar en la de Guadalajara y, pese al despido, prosigue colaborando como voluntaria. “He venido de niña y ahora vienen mis hijas, esta biblioteca es como un organismo con vida propia y yo quiero seguir participando en ella, aportando mi granito, para que esto siga como siempre desde hace 30 años”, cuenta con vehemencia mientras sujeta en una mano un ejemplar de Al este del Edén sobre el que debatirán en su club de lectura, uno de los 30 que funcionan en la biblioteca y en los que participan 500 adultos y 150 niños. Sus últimas palabras son reivindicativas: “En un momento de crisis hay que invertir más que nunca en bibliotecas. La gente no tiene dinero para comprar libros pero sigue necesitando acceder a la cultura y a la información. O es que, además de echarnos del trabajo, ¿tampoco vamos a tener derecho a la cultura y a la información?”.
    Mientras habla en un rellano de la primera planta, la gente va y viene, se detiene a conversar con conocidos. En este palacio del siglo XVI predomina un bullicio de parque en sesión de domingo, aunque hay salas marcadas por el silencio. Se ven niñas con velo, jubilados con tiempo, adolescentes absorbidos ante el ordenador, lectores con ansia que ya en el zaguán de entrada se asoman a una larga mesa con títulos de Pynchon, Aramburu, McEwan, Rabelais, Perec o Mankell bajo un cartel que sugiere: “Llévame, me acaban de devolver y gusto mucho”. Es sin duda el espacio que encarna a la perfección lo que Italo Calvino escribió: “Leer es ir al encuentro de algo que está a punto de ser y aún nadie sabe qué sera...”. El palacio de Dávalos es el punto de encuentro con lo predecible y lo impredecible, con la concentración de la lectura y la explosión del entusiasta. Después de 31 años al frente de este centro, Blanca Calvo ha materializado su idea: “Una biblioteca es una plaza pública a cubierto donde todo es posible”.
    Imaginación y poesía. En 2004, cuando la institución se trasladó del palacio del Infantado hasta el de Dávalos, medio millar de personas formaron una cadena humana para pasar de mano en mano los últimos 1.001 libros. Algo que no cuesta nada y une mucho. “Yo la comparo con una familia que, además, aglutina grupos muy poco homogéneos”, plantea Josean Pérez, un psiquiatra que coordina un taller de escritura al que acuden panaderos, profesores, cocineros, sociólogos o empleados de banca, y que alumbró un colectivo poético, Cyrano, que incluso ha tenido su noche de gloria en el Círculo de Bellas Artes de Madrid.

    Una utopía en cifras

    • La biblioteca pública de Guadalajara se creó en 1837, tras la desamortización de Mendizábal. Se abre al público cuatro años después.
    • Tras un período de decadencia (carecía luz eléctrica y apenas era accesible), en 1938, se crea un servicio de préstamos especial para combatientes y heridos hospitalizados debido a la Guerra Civil.
    • Tras sucesivos cambios, se trasladó al palacio de Dávalos, rehabilitado por el arquitecto Francisco Fernández Longoria, en 2004.
    • Pertenece a la red de bibliotecas públicas del Estado, integrada por 52 centros.
    • Tiene 5.800 metros cuadrados y 200.000 volúmenes.
    • La crisis ha reducido la plantilla de 44 a 30 empleados.
    Josean charla sentado bajo los poemas visuales de una exposición organizada por él —su pieza es una fotografía con el logotipo de Dragados adulterado: “Drogados”, una ironía a los chutes de ladrillo—. Ante él pasa apresurado un hombre empujando un carrito infantil. También los bebés tienen su sitio: las pequetecas. “Esta es como la casa de todos. Y la culpa la tiene Blanca, que te pide algo y no puedes decir que no aunque sea lo más extraño. ¿O no es una macarrada poner a unos bebés en colchonetas a tocar libros de felpa?”, proclama Josean Pérez.
    Hace 31 años, la biblioteca era una ventanilla oscura que intimidaba a los usuarios. Blanca Calvo rompió las barreras físicas —permitió el acceso directo a libros, periódicos y otros materiales— y psicológicas. “La gente sabe que es suya y que nosotros estamos a su servicio. Las bibliotecas tienen futuro como lugar de encuentro. A lo mejor en unos años puedes descargarte el libro desde tu ordenador, pero necesitas venir para encontrarte con gente”, reflexiona la directora.
    Todos pululan por el palacio de Dávalos como si fuera su casa. “Soy socia de la biblioteca desde que recuerdo”, detalla Emma Jaraba, redactora-jefa de la edición de fin de semana del diario Nueva Alcarria, fundado en 1939 y fundido en la burbuja inmobiliaria. Jaraba, ahora en paro, es una de las seis participantes de un club de lectura en inglés que ha costeado una suscripción anual a la revista Speak Up. “Hubo un gran debate porque algunos entendían que estábamos cubriendo las carencias que deberían atender las administraciones. Yo entiendo que va a ser puntual”, defiende.
    No ha sido la única en dar un paso al frente. Cuando la biblioteca lanzó su mensaje de auxilio para comprar libros este año respondieron, entre otros, el diseñador gráfico Antonio Durán, con 12 años de socio, que se fue a una librería a comprar novedades infantiles. “Pensé que había que tener una actitud positiva, no solo chillar y protestar”, explica. Mercedes Garulo, profesora de francés jubilada, donó todos sus libros didácticos y decenas de novelas para clubes de lectura. “Pocos sitios funcionan tan bien como este”, afirma. Pilar Martínez, desempleada desde hace un año, se lió la manta a la cabeza y asumió la coordinación de un pequeclub, para niños de 3 a 5 años, por la gratitud con la que recordaba la felicidad de su hija cada vez que acudía a uno de ellos. Casi todos los voluntarios sienten que devuelven algo de lo mucho que han recibido, lo que es un homenaje a empleados y servicios públicos en tiempos en los que son retratados con trazo grosero. Pero, ojo, Blanca Calvo advierte que “para que haya voluntarios tiene que haber una estructura profesional muy fuerte”. Los voluntarios no son recambio de bibliotecarios. En estos tiempos de transición de lo físico a lo virtual siguen siendo lo que eran para los sumerios: ordenadores del universo.

    Fuente: Elpaís.com

    jueves, 11 de octubre de 2012

    Medalla de Bellas Artes para el Gabo


    Gabriel García Márquez 


    recibirá Medalla de Bellas Artes



    Gabriel García Márquez recibirá la Medalla en el marco del Seminario Nuevas rutas para el periodismo cultural. ARCHIVO





    CIUDAD DE MÉXICO (02/OCT/2012).- En conmemoración de los 30 años de haber recibido el Premio Nobel de Literatura, el escritor colombiano Gabriel García Márquez recibirá la Medalla de Bellas Artes en el marco del Seminario "Nuevas rutas para el periodismo cultural. Encuentro nuevos cronistas de Indias 2", a realizarse aquí del 10 al 12 de octubre.
     
    Así lo anunció la presidenta del Consejo Naciona lpara la Cultura y las Artes (Conaculta), Consuelo Sáizar, en la conferencia de prensa en la que dio a conocer el programa de actividades del encuentro, que la institución organiza junto con la Fundación "Gabriel García Márquez" para el Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI), que dirige Jaime Abello, quien estuvo presente en el acto. 

     
    La funcionaria mexicana destacó además que como parte de las actividades, a las que asistirán destacados exponentes de diferentes países del orbe, se realizará un homenaje al intelectual, escritor y periodista mexicano Carlos Monsiváis.

    Detalló que lo anterior sucederá en la jornada de inauguración de las actividades, a través de una mesa de discusión sobre la personalidad e influencia en la crónica latinoamericana del autor de libros como "Días de guardar".


    Tras informar que las jornadas de trabajo se realizarán en el Museo Nacional de Antropología, Sáizar añadió que el último día de actividades, el viernes 12 de octubre, se abordará la labor como cronista de García Márquez
    .

    Fuente: elinformador.com.mx

    martes, 9 de octubre de 2012

    La Historia de Nanie Guanlao


    El hombre que convirtió su casa en una biblioteca

    Biblioteca de Guanlao en Manila
    Aunque no hay reglas para tomar o devolver los libros, la biblioteca cuenta cada vez con más ejemplares.
    Si toma todos sus libros y los saca a la calle, probablemente esperará que desaparezcan rápidamente. Pero un hombre en Manila, Filipinas, lo intentó y comprobó que su colección creció.
    A sus 60 años, Hernando Guanlao es un hombre enérgico con una clara pasión: los libros.
    Conocido por su mote, Nanie, Guanlao ha montado una biblioteca informal afuera de su casa en el centro de Manila para promover la lectura y compartir su pasión con los vecinos.Son su orgullo y su alegría y, le guste o no, poco a poco se están haciendo con su casa.
    La idea es simple. Los lectores pueden tomar tantos libros como quieran y por el tiempo que deseen e incluso quedárselos para siempre. "La única regla es que no hay reglas", afirma Guanlao.
    Pero, al contrario de lo que podrían pensar, en los 12 años que lleva al frente de este club de libros, como él lo llama, su colección ha ido creciendo gracias a las donaciones de la gente.

    "Los libros me hablan"


    Hernando Guanlao
     Guanlao comenzó el proyecto en el año 2000 cuando sus padres murieron.
    "Parece que los libros me hablan. Por eso se multiplican", dice con una sonrisa. "Los libros me cuentan que quieren que los lean ... quieren ir pasando de unos a otros".
    Guanlao comenzó su biblioteca en el año 2000 poco después de que murieran sus padres. Estaba buscando algo para honrar su memoria y se le vino a la mente la idea de promover el hábito de la lectura que heredó de ellos.
    "Vi mis viejos libros de texto en la parte de arriba de la casa y decidí ponerlos a disposición de la gente para que los usara", explica.

    Alfabetización en Filipinas


    • Filipinas tiene una de las más altas tasas de alfabetización del mundo en vías de desarrollo.
    • Aproximadamente el 93% de la población de 10 años o más sabe leer y escribir.
    Fuente: Departamento de Estado de EE.UU.
    Por eso, sacó su colección de menos de 100 libros y la puso en la entrada de su casa para ver si alguien los quería tomar prestados y así nació la biblioteca.
    Y tal fue el éxito de la iniciativa que, según confiesa, ahora no tiene idea de cuántos libros tiene. No obstante hay fácilmente entre 2.000 y 3.000 en las estanterías y en las cajas amontonadas en la puerta de su hogar.
    Los textos también invaden hasta el último rincón de su vivienda y es prácticamente imposible entrar en la sala de estar. Hace mucho que Guanlao no saca su auto del garaje y hay libros apilados hasta en las escaleras.
    Pese a que no está anunciada en ningún lugar, cada día llega a la biblioteca de Guanlao una hilera de gente diversa, como unos comerciantes que pasaron por allí a la hora del almuerzo, un hombre del barrio y un grupo de escolares que se llevaron libros de texto y algunas revistas de moda.
    Sin embargo, es gente como Celine, que vive en la misma calle que Guanlao, la que mantiene la biblioteca. Celine llegó con dos bolsas repletas de libros: algunos para devolver y otros para donar.
    Según explica, hasta que existió esta iniciativa sólo había estado en la biblioteca nacional de Manila, donde no se pueden tomar prestados libros.
    Por eso, cree que este proyecto puede servir para acercar los libros a los filipinos, a los que no siempre les es fácil acceder a ellos.
    En Filipinas, comprar un libro cuesta 300 pesos (US$7), mientras que los importados, como los libros infantiles, pueden costar el doble.
    "Teniendo en cuenta los ingresos de una familia media, creo que los padres tienen otras prioridades", indica Celine.

    Biblioteca móvil 

    Pese a que no está anunciada en ningún lugar, siempre hay gente en la biblioteca de Guanlao.

    Nanie Guanlao tiene un as bajo la manga para acercarse a las comunidades pobres de Manila: su biblioteca móvil, es decir su bicicleta con una cesta que carga de libros además, ha puesto su mirada más allá de la capital. 

    Por el momento, Guanlao ya ha dado varias cajas de libros a un hombre que quiere poner en marcha una iniciativa similar en la provincia de Bicol, a 10 horas en auto de Manila.
    Y ya está pensando en ayudar a una amiga que quiere montar un "barco biblioteca" que visitará dos islas del sur del país.Nanie Guanlao, que dejó su trabajo por este proyecto y vive de sus ahorros, cree que el esfuerzo merece la pena.
    "No le haría justicia a estos libros si los meto en un cajón o en una caja. Un libro tiene vida propia, un mensaje. Tiene que ser leído y releído", suele decir. "Como bibliotecario, me siento un hombre realizado".
    Fuente: BBC Mundo

    martes, 2 de octubre de 2012

    Unesco: Chile es el país de la región donde menos se lee voluntariamente

    Lectura en Iberoamérica


    Estudio dice que aunque es el segundo país donde más se lee (51%), sólo el 7% lo hace por gusto.
    por C. Pérez / F. Rodríguez
    Aunque las cifras son positivas hay un gran pero: a diferencia de los argentinos no leemos por gusto, sino por obligación, principalmente, por razones académicas y laborales. Así lo revela el informe que muestra cómo mientras en Argentina y Brasil un 70% y 47% de las personas lee como una forma de recrearse, en Chile esa cifra apenas llega al 7%.Diversos estudios han mostrado que los chilenos no son buenos lectores. Sin embargo, una investigación realizada por Cerlac-Unesco para medir los hábitos de lectura en seis países de Latinoamérica, muestra que tras los argentinos (70%), los chilenos son los que más libros leen en la región: un 51% dice hacerlo y un promedio de 5,4 libros al año.
    No en casa
    Por eso no extraña que los datos ubiquen a nuestro país como el lugar donde menos se lee en casa y más en las salas de clases y trabajos. Sólo un 56% de los chilenos dice leer en su hogar, contra el 93% de los brasileños y el 80% de los peruanos. Al contrario, un 55% de los chilenos lee en clases, contra 47% de mexicanos y el 33% de los brasileños. De hecho, el estudio de la U. de Chile y el Consejo de Cultura que usó la Unesco para este informe, dice que el 35% de los lectores chilenos lee por razones académicas, un 26% para informarse y un 12% para perfeccionarse laboralmente. En último lugar está el mero gusto: 7%.
    Imposición
    Fernando Zapata López, director del Centro Regional para el Fomento del Libro en América Latina y el Caribe (Cerlac), explica a La Tercera que nuestro país se enmarca dentro del comportamiento lector que caracteriza a la mayoría de América Latina, donde la lectura es una actividad académica y laboral. "Eso no ocurre en países desarrollados, por eso en la región la disminución de lectores es cada vez mayor, debido a que hay cada vez menor formación lectora desde el hogar".
    Para Claudio Aravena, gerente de proyectos sociales de la Fundación La Fuente (que desde 2006 realiza junto a Adimark la encuesta Chile y los libros), los índices de lectura de los países van asociados a tres factores: el hábito de lectura, los niveles educativos y el crecimiento económico. "Justamente en estos dos últimos ítems, Chile presenta mejores condiciones que el resto de la región, lo que sustenta el lugar de lectoría en que aparece en este informe". El problema, dice, es que queda en evidencia que leemos por imposición y no por gusto, lo que revela la carencia de hábito lector. "Acá la lectura está asociada a la obligatoriedad y utilidad. La gente lo hace por obligaciones del colegio o el trabajo, no porque quiere".
    ¿Falta de tiempo?
    Al consultar cuáles son los principales motivos por los cuáles no leen, un 28% de los chilenos dice que es por falta de tiempo. Una cifra baja, al compararla con el 53% de los brasileños o el 43% de los colombianos que entrega ese argumento. "En gran medida, la mayoría se queja de que no tiene tiempo para leer. Incluso muchos buenos lectores en la universidad o la academia dejan de serlo cuando salen a una vida activa, dicen que no tienen tiempo", asegura Zapata.
    En cuanto a la manera de acceder a los libros, Chile aparece como uno de los países donde menos se compran libros, con un 35%. Muy lejos del 57% de España o el 56% de Argentina, aunque sobre el 32% de Colombia y el 23% de Perú.
    Donde sí Chile lleva la delantera es en la lectura de libros por internet (12%), donde supera a España (7%) y a Brasil (4%), lo que podría explicarse también en la lectura escolar, universitaria y de trabajo.
    Fuente: diariolatercera.com

    lunes, 24 de septiembre de 2012

    Entrevista Café Para Leer


    Entrevista a Juan Carlos Méndez Guédez

    Chulapos mambo: mixtura y risa


    La escritura es un modo de amor, también de erotismo profundo.  

    Juegos de máscaras, seducciones, pasiones intensas, desdoblamientos. 

    Y la posibilidad de la mezcla y la multiplicación


    VEGA SÁNCHEZ APARICIO 

    --Nestor García Canclini, en Imaginarios urbanos, habla de los individuos híbridos que"aprovechamos varios repertorios para enriquecernos, formarnos y participar en escenarios distintos". Desde su título, Chulapos mambo, más que híbrida es mestiza, ¿cómo toma forma esa idea del mestizaje a la hora de crear? ¿Cuál es la causa de esta literatura heterogénea? --Me apasiona la mezcla. Creo que vivimos para mezclarnos, para contaminarnos, para embadurnarnos del otro. En el fondo esos son las relaciones de amor, las relaciones eróticas, un salir afuera para ser en los otros y que los otros sean nosotros; un salir afuera para enredarnos y mezclar lo propio y lo ajeno en un momento festivo. 


    La escritura es un modo de amor, también de erotismo profundo. Juegos de máscaras, seducciones, pasiones intensas, desdoblamientos. Y la posibilidad de la mezcla y la multiplicación. 

    En todo caso, no sé formularte teóricamente la razón de esta literatura heterogénea. No sé ofrecerte una razón distinta a decirte que la realidad venezolana que marcó mi infancia y mi adolescencia es una celebración de esa mezcla. Frente a la rigidez de una identidad cuartelaria, identidad de cartón piedra, infantiloide: batallas lejanas, joropos, arpa, cuatro, maracas, y el dios Simón Bolívar; frente a ese proyecto que nos enseñaban en el colegio como parte obligatoria de una supuesta venezolanidad pura y que ahora es el credo de la siniestra cursilería chavista, las calles, la existencia cotidiana mostraban la necesidad continua de expandirnos, de probar otros sabores, otros modos, otras formas de entreverar códigos diferentes, sonoridades antagónicas. 

    Una de las canciones más sabrosas sobre Caracas es un vallenato del Binomio de oro; espaguetis y paellas tan deliciosos como los que puedes comer allí, no son fáciles de conseguir en Italia y en España; y luego si ves el modo en que una rubia caucásica venezolana mueve sus caderas al caminar comprendes que con el erotismo no se nace, el erotismo lo construyen nuestras ciudades, nuestras miradas, nuestro gusto por el roce, por la caricia, por la exploración riesgosa de las combinaciones insólitas. 

    Eso fue para mí lo natural. 

    Explorar los modos en que distintos escenarios podían superponerse, potenciarse. Por otro lado, la pureza es una idea aterradora; siempre aparece un miserable que en nombre de ella pretende machacar a otros y fijar desde su absolutismo, rígidos límites a la libertad y al placer. Así que la mezcla, la mixtura es un modo de subversión, de vitalidad extrema. 

    Por eso ya el título de mi novela convoca esa noción: Chulapos mambo es el territorio difuso, intermedio, es un guiño a los tópicos madrileños pero también a los del Caribe. 

    Es un caribe madrileñizado o un Madrid caribeño. 

    --En su anterior novela, Tal vez la lluvia, tenían importancia las situaciones grotescas y absurdas. En Chulapos mambo opta casi totalmente por el humor, ¿con qué registro se encuentra más a gusto, con una voz lírica o con una cómica? --Cada libro es una experiencia independiente. Cuando comienzo una nueva novela todo yo soy esa novela. Me convierto en una distracción andante, en una silueta que camina pero no sabe muy bien por dónde se mueve. Soy novela. 

    Y en ocasiones la historia que estoy escribiendo requiere de una voz cómica, esperpéntica, como es el caso de Chulapos mambo, o por el contrario, la historia exige un tratamiento lírico, casi de poema en prosa, como puede ser Arena negra, mi próxima novela que pronto saldrá publicada, y que es un libro fragmentario que pretende una delicadeza absoluta, una sutil exploración en la memoria, en la relación con los padres, en la necesidad del dolor, todo dentro de un tono muy lejano a lo que fue mi intención en Chulapos..., que era convocar la carcajada más feroz de las personas; su lado más canalla a la hora de reírse. 

    Una de las fantasías de muchos escritores es la de contener dentro de sí muchas voces. La posibilidad real de construir muchas formas diversas. Para mí la comodidad está en lograr esa multiplicación, esa expansión. El libro de Esther contiene una ternura, una exploración casi adolescente en la derrota de lo amoroso, que era mi necesidad de ese momento. Y en Chulapos mambo lo amoroso ya es directamente un problema estomacal que se puede solucionar con purgantes. Como ves, son miradas diversas, como si estuviese intentando mirar la realidad desde muchos ángulos para complejizarla, para desconocerla, para reinventarla. 

    --Sus novelas tienen en común la realización de un viaje, por parte de los personajes centrales, que conduce al autodescubrimiento, a la toma de conciencia de una identidad. En el caso de Chu- lapos mambo, ¿cuál es la finalidad de ese viaje, de ese desplazamiento? --Madrid es de esas ciudades acogedoras y maravillosas donde se reúne gente de muchos sitios a cumplir sus anhelos. Todo eso que su lugar de origen no les permitía, parece volverse una posibilidad inminente al llegar aquí. 

    Creo que ese es el sentido del viaje de los tres personajes de este libro. Pero al tratarse de personajes canallescos, miserables, digamos que sus anhelos son oscuros, y terminan en un profundo disparate. 

    --Estos chulapos de sangre mestiza se caracterizan por su personalidad antiheroica, estática. En los tres prevalece la idea de realizar grandes hazañas, sin embargo sus planes --tanto la creación de un nuevo arte novelístico, la posibilidad de un ascenso social o la conquista del poder-- se ven frustrados por la inmovilidad que los define. ¿Cómo ve al hombre contemporáneo? ¿Ha llegado el final de cualquier utopía? --El siglo XX mostró un lado tan siniestro de las supuestas utopías que yo les tengo una desconfianza profunda. Lo humano es imperfecto y es una búsqueda de la felicidad dentro de esa imperfección. 

    A mí me interesa todo lo que nos diferencia de las hormigas, tan perfectas, tan ordenadas, tan precisas. De niño fui alérgico a las hormigas y sólo las tolero en cuentos infantiles. 

    Por eso creo que la lucha del ser humano es potenciar todo lo que lo separa de esos insectos. Eso hacen las novelas. 

    En todo caso, el ser humano contemporáneo es un individuo sometido a múltiples presiones, a poderes visibles o invisibles que intentan utilizarlo para un beneficio que no siempre lo incluye. Por eso creo que la literatura nos entrega el placer de un vicio solitario donde podemos alcanzar la plenitud que la vida nos niega. Es un lugar donde el ruido del mundo no entra con brusquedad, sino que es parte de una música de fondo donde la subjetividad explora nuevas reglas, nuevas sensaciones y sentimientos. 

    --Chulapos mambo se concibe como una novela satírica donde la mirada del narrador escudriña el absurdo de las vidas de sus personajes. ¿Con qué intención se produce esa sátira? --Toda novela se inicia a partir de un punto penumbroso, y al cerrarse, deja en el aire un nuevo punto de penumbra. La novela es una luz diurna entre dos oscuridades. No podría definirte con exactitud racional que crítica pretendía yo esbozar, porque mi intención era lograr la risa frente a situaciones solemnes que normalmente proscriben el humor. La realización personal, el amor, el éxito, la política, el militarismo, son temas muy serios a los que me apetecía darles un empujón y lanzarlos a una piscina. Creo que en una ocasión, Otrova Gomas dijo que si la muerte finalmente se reía de todas las personas, nosotros perfectamente podíamos reírnos de la muerte. Quizás es eso lo que he intentado. Reírme de aquello que normalmente se ríe de mí. 

    Por otro parte, Chulapos mambo intenta que cada lector alcance sus propios descubrimientos. A lgunos podrán leerla como una parodia del caudillismo latinoamericano; otros como una mirada feroz sobre la xenofobia; otros como una visión corrosiva sobre los discursos amorosos; otros como una exploración en la frivolidad de la farándula literaria. 

    Me gusta verla como una novela que, si alcanza su objetivo humorístico en los lectores, los dejará más relajados, y ya se sabe, la gente relajada siente de inmediato el deseo de comer bien, de beber jugos de parchita o buenos vinos, de hacer el amor, de bailar, de reunirse con los amigos. Y cuando la gente hace todas estas cosas suele alegrar el mundo y no hacer daño a los otros. 

    --También Chulapos mam- bo vuelve a ser una novela dehomenajes. En su obra siempre hay un agradecimiento a la tradición literaria. ¿En qué lugar, con respecto a esa tradición, se sitúa Chulapos mambo? --En este caso aposté de nuevo por la mezcla. Quise conectar con la tradición del esperpento español; con la novela cómica inglesa de autores como Waugh; Sharpe; Hornby; con la picaresca; con el cine de Wilder o de Berlanga; y sobre todo con los chistes que me contaban en Barquisimeto mi tío Juan y mi prima La Negra. Intenté conectar con esas ficciones que nos recuerdan que también somos seres hechos para la risa, para la celebración, para la ironía, para la relativa maldad que experimentamos al ver el mundo como un inmenso disparate donde nada debe tomarse muy en serio. 

    Fuente: www.el-nacional.com

    Oscar Hahn: Premio Nacional de Literatura 2012 en Chile


    El poeta Óscar Hahn gana el Premio Nacional de Literatura de Chile 

    El poeta, ensayista y crítico Óscar Hahn fue galardonado este lunes con el Premio Nacional de Literatura 2012 de Chile.

    Hahn, un profesor de castellano de 74 años quien en 2011 se adjudicó el Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda, es autor de numerosos libros, entre ellos "Esta rosa negra", "Agua final" (1967) y "Mal de amor" (1981). El jurado justificó la decisión unánime "por su alta calidad poética, su lenguaje depurado, y la belleza, profundidad y universalidad con la que trata los grandes temas del ser humano".

    Fuente: BBC de Londres

    sábado, 22 de septiembre de 2012

    Dato Curioso: Sherlock Holmes


    Sherlock Holmes 


    La célebre frase «Elemental, mi querido Watson» ("Elementary, my dear Watson") no aparece en ningún libro de Conan Doyle sobre Sherlock Holmes

    viernes, 14 de septiembre de 2012



    El autógrafo del Gabo



    Gabriel García Márquez

    LITERATURA | ENTREVISTA WILLY MCKEY, POETA

    El país(aje) de McKey

    "'Paisajeno' es una experiencia lúdica. Y hay gente que se aburre con ciertos juegos" "Hay pocos escritores que se esfuerzan en publicitar lo que escriben. Es importante hacerlo"

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    El poeta venezolano vende su nuevo poemario en bares o cafés. Hay que contactarlo por twitter (@willymckey) o en su sitio web (www.paisajeno.blogspot.com) NICOLA ROCCO
    Claudia Sierich, la poeta, fue la primera que llegó al local. Pidió un Paisajeno, después una cerveza. Willy McKey (Caracas, 1980) sacó de su bolso un libro que luego selló (Ejemplar N 377/500, Expedido en: El Mejor, 16 de agosto de 2012). Fue la venta inicial de la noche.

    Erick Boscán ya estaba ahí. Dejó la barra para acercarse a la mesa. Se presentó. "No te vi pasar", le dijo al poeta. O no lo reconoció, quiso decir (sólo se habían escrito por Twitter). Le pidió dos Paisajeno: uno para él; otro para una amiga que llegaría un rato más tarde. De a poco entraron más lectores-compradores de la nueva obra del autor capitalino, que anuncia las ventas por Internet.

    McKey va de tasca en tasca para vender sus poemarios. Performancista, comerciante, publicista de sus productos. El costo siempre varía. Lo vende a precio del barril del petróleo (ese día Bs.116; la semana pasada, Bs.100), quizás reflejo de la volatilidad de la economía venezolana. Dos Paisajeno más para otras dos personas que se integraron a la tertulia.

    El libro no está en las librerías. Hay que buscar al escritor.

    -Escojo los bares, también plazas o cafés, porque me interesan estas cosas: gente en contacto, recomendándose libros. Eso enriquece el proyecto. El otro día sacaba la cuenta: calculé que en cada jornada tenía que vender, como mínimo, cinco libros para que todo tenga sentido. Dependiendo de la cantidad que venda, varía lo que puedo consumir en el bar.

    -¿Otla londa?- preguntó el mesonero del bar chino.

    La mesa ya estaba llena antes de las 8:00 de la noche. De botellas y libros. Ya se sabe que los restaurantes chinos son más licorerías que otra cosa. Nadie come, todos beben. Azul, negra, verde. También podrían ser colores patrios. Lectores de poesía que se conocen. Mucho gusto, Claudia; un placer, Jesús; encantada, Cecilia; hola, Cristal. Los chinos observan la parafernalia alrededor. No entienden nada. País ajeno.

    El título del libro ya asoma lo que se encontrará adentro: un poemario que puede prestarse a distintas interpretaciones (la otra es "paisaje, no"). Uno toma la que quiera.

    -Varios lectores me han hecho saber que la experiencia de un país ajeno, el país del sujeto lírico del poemario, empieza a evocar el país personal de cada quien, el país propio. En esos 30 años que están en el libro, la persona se conecta con momentos que identifica.

    Paisajeno es un gran collage que mezcla fragmentos de su memoria ("En El Caracazo vi mis primeros muertos, la imagen que me quedó grabada es una caja de Cheez Whiz estallando en el piso", dijo McKey), con retazos ajenos: hay música (Charly García, Willie Colón, Bob Dylan, Fela Kuti), política ("El poeta tiene que evitar estar del lado del poder porque entonces escribe himnos"), literatura ("Yo soy la retina de Borges. Yo soy el fémur de Cortázar. Yo soy el veredicto de Wilde. Yo soy el circo de Hanni. Yo soy el insomnio de José Antonio", escribió en la última página del libro), cómics (adaptación a hiperpoema infrarrealista de El llanero solitario). Postpoesía diría el bardo español Agustín Fernández. Textos arriba y debajo de la hoja.

    -El libro empezó a escribirse como un poemario tradicional, pero creía que los comportamientos de textos en prosa largos no debían ser los mismos que los cortos o el cómic. Esas decisiones terminaron componiendo el artefacto. Siempre tuve la intención de que fuera un artefacto, pero hasta muy avanzado no tenía la idea concreta de qué iba a ser esto.

    -Shhhhhh -siseó Claudia- que lo están entrevistando.

    Un nuevo cliente entró.

    -Chamo, voy a tener que ir a buscar más ejemplares.

    (La venta fue buena: 12).

    El concepto de Willy McKey terminó en un libro tan experimental que, quizás, aleje a más de un lector poco preparado.

    -A mí me cuesta siempre esa figura del lector ideal. Yo escribí Paisajeno y siento que se tenía que escribir así. La experiencia de la poesía es una experiencia lenta, íntima, individual. Faulkner decía que escribir es escoger palabras. La poesía trata de escoger palabras precisas. Y a veces esa palabra no es de uso masivo. No sé si escribo para lectores de poesía o no. Sólo que el libro debía tener esa composición. Que la página tuviera distintas maneras de leerse era importante para mí, que leerlo de una manera o de otra fuera una decisión.

    Cualquiera diría que Paisajeno es una broma seria.

    -Es una experiencia lúdica. Y hay gente que se aburre con ciertos juegos. Y otra que, al contrario, se divierte de más.

    Otra ronda. Salud.

    El poeta anota en una libreta cada número que vende. El 373 es de Nastascha. Filma con su celular al comprador. Después coloca en su sitio web quién tiene cada ejemplar.

    -Cuando entras en el blog sigues la referencia cartográfica del libro. Están las canciones citadas en el poemario para que las puedas escuchar completas, pero necesitas un ejemplar para saber por qué están ahí. Gilles Deleuze dice que lo importante de un libro no es lo que quiere decir, sino las cosas con que se conecta. También es un intento personal como editor de ver en lo digital un complemento del papel y no una competencia o un sustituto.

    Alguien nombró en la mesa a Paulo Coelho. Hay quienes dicen que existen autores que se dedican más a promocionar lo que escriben que a escribir (McKey hizo una campaña previa con videos en Youtube).

    -Yo creo que hay pocos escritores que se esfuerzan en publicitar lo que escriben. Creo que es una de las cosas que más le cuesta a las editoriales. Creo que el editor, en ocasiones, agradece que un autor sea capaz de publicitar las cosas que escribe. Es importante hacerlo. Hay cosas que tienen que ver directamente con trabajar. Un escritor no se puede sentar a esperar a que la editorial sola haga el trabajo completo, sino que tiene que creer en lo que escribe, en lo que hace.

    La entrevista terminó; la noche no, tampoco la tertulia. Se habló de todo (de Colina, del "Caribe" Palma, de He-man, de Adriano González León). Llegó la cuenta, la del estribo.

    -Yo pago-dijo Boscán.

    -Eso es lo bueno de las jornadas de ventas -dijo McKey-. Si Padrón vendiera sus libros así, seríamos un país feliz.

    Fuente: eluniversal.com